Después de todo, tarjeta de crédito vs. Préstamo personal, ¿cuál es mejor en determinadas situaciones?
Hoy vamos a aclarar una duda común sobre qué camino seguir en materia de crédito.
Sabemos que esta decisión no siempre es sencilla pero relájate, ¡te ayudaremos a desentrañar este misterio y elegir la opción más saludable para tu presupuesto!
Tarjeta vs. Préstamo: una breve introducción
💳 Tarjeta de crédito: Es una forma de pago estilo “llevátelo ahora y pagá después”.
Pero ojo, viene con intereses y cargos que pueden darte dolores de cabeza si no la usás bien o si pagás tarde.
💰 Préstamo personal: Es un dinero que solicitás todo junto y devolvés en cuotas.
La ventaja es que los intereses se acuerdan de antemano según el monto y el plazo elegido.
La mayoría de los préstamos tiene cuotas fijas, lo que facilita mantener el presupuesto bajo control.
¿Cuándo conviene usar cada uno?
Tarjeta de crédito
- Compras en cuotas: ¿Querés renovar tus electrodomésticos, pero el sueldo no alcanza? ¡La tarjeta puede salvarte! Además, muchas ofrecen cuotas sin interés.
Es decir, es la elección adecuada para compras de subsistencia como supermercados, ropa, artículos del hogar en general, etc. - Emergencias: La tarjeta es ideal para compras inmediatas cuando no tenés efectivo disponible, como en el caso de medicamentos o productos esenciales.
- Beneficios y millas: Algunas tarjetas permiten acumular puntos y millas que podés canjear por descuentos o viajes.
Préstamo personal
- Consolidación de deudas: ¿Tenés varias deudas? Un préstamo personal puede ayudarte a unificarlas y bajar la tasa de interés.
- Compras grandes: Si querés cambiar el auto o remodelar tu casa, este tipo de crédito es ideal, ya que la mayoría no requiere justificar el uso del dinero.
- Proyectos personales: ¿Estás soñando con viajar o hacer un posgrado? El préstamo puede financiar tus sueños.
Ventajas y desventajas
➡️ Tarjeta de crédito
- Práctica y conveniente: ¡Pasás la tarjeta y listo!
- Riesgo de gastar más de la cuenta: Si no tenés control, podés endeudarte fácilmente.
➡️ Préstamo personal
- Planificación clara: Sabés cuánto vas a pagar cada mes, y suelen ofrecer plazos más largos.
- Condiciones según tu historial: Si no tenés un buen score crediticio, la tasa de interés puede ser más alta.
¿Qué tener en cuenta antes de elegir?
- Intereses: Compará las tasas de ambas opciones. Los intereses pueden ser decisivos.
- Cargos adicionales: Verificá si la tarjeta tiene costos como la anualidad o tarifas de apertura de crédito. Las tarjetas premium suelen tener cargos más altos.
- Plazo de pago: ¿En cuánto tiempo vas a devolver el dinero? Los plazos más largos suelen acumular más intereses.
- Tu situación financiera: Revisá tu ingreso y deudas actuales para decidir qué opción se ajusta mejor a tu bolsillo.
- Simuladores online: Muchas financieras ofrecen herramientas para calcular cuotas y plazos antes de comprometerte.
- Compará tarjetas y préstamos: No tengas miedo de leer reseñas y comparar productos para encontrar el más conveniente.
¿Cuál es más fácil de solicitar?
Cualquier producto financiero requiere que el solicitante sea mayor de edad y tenga documento de identidad.
Sin embargo, cada banco puede pedir información adicional como ingresos mínimos o buen historial crediticio.
¡Pero no te preocupes! Hoy en día la mayoría de las solicitudes se pueden hacer 100% online.
Incluso, algunas entidades evalúan solicitudes aunque tengas problemas en Veraz.
Lo ideal es siempre mantener un buen historial, pero entendemos que los imprevistos pueden ocurrir.
Por eso, es importante comparar opciones y ver qué producto te puede aprobar con las mejores condiciones.
Opinión de los expertos: ¿cuál es mejor?
No hay una respuesta única, ya que cada persona tiene una realidad financiera distinta.
La mejor opción es aquella que podés pagar cómodamente sin comprometer tus finanzas.
Incluso, podés combinar ambos productos: usar una tarjeta de crédito para el día a día y recurrir a un préstamo personal si surge una necesidad puntual (siempre de manera responsable, claro).
Lo bueno es que hoy el acceso al crédito es mucho más fácil que antes. Ya no es necesario firmar montones de papeles ni ir a una sucursal.
Ahora casi todo está al alcance de un clic, democratizando el acceso a productos financieros.